Adelina Covián dona cinco cuadros al óleo en pro de las monjas carmelitas 

Julia Sáez-Angulo

Fotos: Carmen Palomero

3/3/21.- Madrid.- Cuatro paisajes verdes, del norte de España, y un Arlequín son la temática de los cinco cuadros, pinturas al óleo, han sido donadas por su autora, la artista visual Adelina Covián, en favor de las necesidades de la comunidad de religiosas carmelitas, en medio de esta pandemia. Los cuadros han sido entregados en la Casa Museo El Romeral, bajo la presidencia de Mayte Spínola, fundadora del Grupo pro Arte y Cultura, GpAyC. En el acto estuvieron presentes las pintoras Carmen Lastra, Cocha Fernández, así como las escritoras Carmen Palomero y Julia Sáez-Angulo. 

La donación se inscribe dentro de las actividades solidarias del GpAyC a lo largo del año, que recientemente ha llevado a cabo una colaboración a favor de la adquisición de mascarillas para la diócesis de Madrid, cuya subasta comienza el próximo viernes día 5. Adelina Covián también ha participado en esa campaña con un bello cuadro sobre la mascarilla.

Adelina Covián (Val de Soto. Asturias), residente en Madrid, declara que ella siempre pinta al óleo y recrea con imaginación los paisajes que ella bien conoce y en los que ha vivido los primeros años de su vida. Los cuadros sobre nevadas son una de sus especialidades y el temporal Filomena ha dinamizado esta serie.

Julia Sáez-Angulo

12/08/18 .- MADRID .- Ser amiga de esta mujer, pintora, extravagante y genial a su manera, es un privilegio que no todos tienen, por muy cordial que ella sea con la gente. Con su pelo platino y recogido italiano (moño alto o moño plátano en lengua coloquial), la pintora ágil y expeditiva, con mirada misteriosa de búho, tiene un flash a lo Doris Day fuera de temporada, pero más delgada y original que la actriz sesentera de Hollywood, porque ella, Adelina, no come ni duerme. Ya lo explicaremos más adelante.

            La noticia próxima de la pintora Adelina Covián Camino (Oviedo, 1940), residente en Madrid, es que va a exponer durante la primera quincena de septiembre de este año en el Ateneo de Madrid y lo que se recaude de la venta será para la obra Mensajeros de la Paz del Padre Ángel, a quien conoce y trató desde su juventud en Asturias, porque el popular clérigo es paisano suyo. Con el tiempo, ambos llegaron a la capital de España donde residen en sus respectivas actividades y particularidades.

            Adelina Covián de familia noble, creció en el palacio asturiano de los Covián, rodeado de vacas sosas y melancólicas que tenían la mirada perdida en el horizonte. A los cinco años, la niña Adelina dejó de comer ante la preocupación de su tata y de sus padres. El médico le interrogó sobre el por qué de aquella dieta tan rigurosa, pero la niña, con mirada misteriosa de búho, no contestaba. El galeno, que sabía latín, le dijo que si no le decía por qué no comía se quedaría a dormir en la noche con ella. Entonces la niña confesó: “No quiero comer para no hacer caca como las vacas”.

            La cosa no terminó ahí. La niña Adelina no dormía por las noches. Lo descubrieron las tatas cuando las incordiaba pidiendo agua, galletas, leche y todo lo que imaginaba para que encendieran la luz. El médico volvió a enfrentarse con la misteriosa mirada de búho de la niña y dijo a sus padres que la dejaran dormir o no dormir, pero con la luz encendida. Así, la niña Adelina campaba a sus anchas como un fantasma por los corredores del palacio asturiano de las vacas sosas y melancólicas.

              “He pasado las vacaciones de mi infancia en el campo de las aldeas asturianas”, explica Adelina Covián Camino (Oviedo, 1940). Nosotros teníamos en Valdesoto el palacio de Camino y Covián y yo me movía entre aldeanas y mineros, gente muy grata. Recuerdo a los milanos que planeaban en su vuelo y con una agilidad pasmosa se lanzaban a comerse las gallinas”.  Esos milanos aparecen representados en algunos de sus cuadros.

             También nos ha contado a las amigas que de joven salvó la vida de un hermano que se ahogaba, llevándolo a las urgencias de un hospital conduciendo con una mano el coche y con otra abriendo la boca de su hermano. Todavía no acabamos de entender como lo hizo, pero le creemos,  porque Adelina es insólita. "¡No sabéis la de cosas terribles que he pasado en mi vica!", dice sin darse importancia, al tiempo que nos cuenta historias familiares y palaciegas.

   Le gustan las antigüedades, los brocanters, las vejerías, los cachivaches, los archiperres y las muñecas victorianas; como tiene un anticuario cerca de su casa, a Adelina le gusta conversar con él y siempre le compra algún “pongo”, como dicen soto voce los profesionales. Cuando ella llega a su casa se hace pregunta: ¿dónde lo pongo? En su casa reina el horror vacui del Barroco. A veces, cuando quiere renovar, regala pongos y vestuario a las amigas, este último más difícil de aceptar, porque su talla es la de sílfide.

Paisajes, marinas y algunos retratos por libre

 

            Adelina pinta con el empeño y la velocidad que le caracteriza: paisajes, marinas y algunos retrato por libre. Asiste con regularidad al estudio de Jaime Sánchez, más para compartir tiempo e ideas con otros colegas, que para seguir sus enseñanzas, porque ella es muy suya y pinta a su manera, es decir: como le da gana. Pinta paisajes de nostalgia de su querida Asturias, los que absorbió desde su palacio y los reinterpreta una y mil veces, con dos personajillos a lo Corot, que dotan al cuadro de escala humana. Le gusta pintar la lluvia, la nieve –a mí me gustan sus nevadas- y algunas playas.

            Adelina pinta mucho, porque dice que sigue sin dormir y la noche es larga y silenciosa, sin teléfono y sin incordios de la vida cotidiana. Reconoce que al no dormir, a veces se siente cansada; ha probado a tomar pastillas, pero explica que no le hacen nada y, en un momento bajo de hartura en la noche: se vistió de gala, se maquilló como para una fiesta y se tomó  las pastillas que quedaban en el blíster y esperó a la Dama del Alba. Tumbada en su cama, vio de pronto unas sombras en el techo, que le inspiraron un cuadro y se levantó de inmediato para pintarlo con todas sus galas hasta la madrugada, en que seguía con su mirada misteriosa abierta de ojos de búho.

            Uno de los hijos de Adelina le contó a una colega artista que la espiaba, -la cual me lo ha reportado a mí en secreto-, que su madre "come y duerme poco, como un pajarito", pero come y duerme algo, "poca cosa", versión digna de aceptar, dadas las leyes de la biología, frente a la afirmación rotunda de Adelina de que ni come, porque todo le sabe igual, ni duerme, porque no lo necesita. Sus amigas habíamos llegado a  creer que era un espíritu inmortal y la creemos eterna.

            La pintora Adelina Covián, más allá de su personaje, ha pintado ex profeso para la exposición en el Ateneo de Madrid durante la próxima quincena de septiembre 2018, cuadros de pequeño y mediano formato, también dibujos, con la esperanza de poder vender para la causa solidaria de su querido Padre Ángel, otro asturiano de pro como ella. Inaugura el día 1 de septiembre y todos estaremos allí.

Adelina Covián: Pintura contra la pandemia

Adelina Covián: Pintura contra la pandemia

Por L.M.A.

Miércoles 14 de octubre de 2020, 19:42h

13OCT20 – MADRID.- Desde su terraza elevada en Madrid se divisa el parque de Vallehermoso y la pintora Adelina Covián disfruta de la vista de los verdes, que le traen a la memoria su Asturias natal. La pandemia no ha disminuido su actividad pictórica, aunque le restó asistir al estudio que tiene junto a su maestro Jaime Sánchez en el barrio de Arguelles, quien le hizo un retrato en el que la bordó. “Es un artista de primera categoría”, dice la pintora mirando su retrato.

 

Adelina Covián (Oviedo) pinta también en su casa, donde acumula los cuadros que con frecuencia dona para causas benéficas, sobre todo en estos tiempos de necesidad. Se asombra con el cambio de vida a que nos ha sometido el covid-19, pero no se amilana y confía en que llegaran tiempos mejores para todos. No se puede vivir sin esperanza.

Un paseo por el barrio no se lo quita nadie, aunque vaya pertrechada de mascarilla y distancias. Después a pintar en compañía de sus muñecas que se arraciman en una colección. Lo mismo pinta paisajes que rostros humanos, entre los que no suele faltar el Pierrot y Colombina, personajes de la comedia italiana, que Adelina Covián toma como modelos.

Todo pasa, dice la pintora, aunque vaya para largo. No hay mal que cien años dure, aunque pueda durar noventa y nueve, a la vista de lo que vemos. Entre tanto, pintura para ser, estar y pensar. Pintura para la vida, que siempre tiene más recursos que la adversidad.

Adelina Covián, pintura entre la nostalgia de Valdesoto (Asturias) y los sueños en Madrid

Carmen Valero

6/12/18 .- MADRID .- Adelina Covián expuso recientemente en el Ateneo de Madrid, a favor de Mensajeros de la Paz del padre Ángel, y sigue pintando para una hipotética futura exposición, porque lo suyo es pintar y pintar, al compas de la respiración del aire. Parte de una ligera mancha en el lienzo, capaz de sugerirle los más dispersos paisajes o las figuras más extrañas de la Comedia del Arte.

 

La pintora me recibe impecable y rubia, con un traje color azafata, sentada en un sillón Luis XVI; un cuadro al pastel del pintor gijonés Dionisio Muñoz de la Espada (1870-1954) al fondo en el palacio de Valdesoto hay más cuadros de ese autor-, junto a otros cuadros de Jaime Sánchez, Cuchi de Osma y los propios de la autora, entre ellos, uno de sus abuelos, filipino él, que casó con su abuela, una asturiana de 15 años, por eso –explica- que ella ha heredado los ojos algo rasgados del filipino.

 

Si preguntarle nada, Adelina Covián (Oviedo, 1940) se remonta a contarme que tuvo una infancia difícil y complicada en el palacio asturiano de Valdesoto –no lejos de Cangas de Onís-, porque tuvo varios hermanos hemofílicos y dos de ellos murieron en la guerra civil de 1936, uno de los cuales está enterrado en el cementerio de Paracuellos del Jarama, donde reposan cinco mil víctimas asesinadas sin más durante la guerra civil, y sin que nadie se ocupe de ellas en ese camposanto cercano a Madrid, se lamenta la pintora. Añade que su abuelo fue el fiscal de los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona en 1909, que su padre gobernador… Y que su familia es de juristas.

 

Adelina Covián tiene un apartamento en Oviedo, porque no quiere perder su pie a tierra en la capital asturiana, si bien su vida transcurre en Madrid, ciudad donde fue muy bien acogida como pintora en los 70, por galeristas como Milu de Xeito o Juan Kreisler y su esposa en su espacio galerístico. Aunque su verdadero apoyo, confiesa, fue Juan, su primer marido, que la animaba a pintar en todo momento. Cherchez l ´homme. Después vino lo de exponer en París en la galería Vendome, situada en la célebre plaza Vendome, a la que siguió a galería Art 3, junto a la torre Eiffel, cuyos dueños le invitaron a participar como socia y así lo hizo durante largo tiempo.

 

Adelina muestra entusiasta sus cuadros, uno tras otro, satisfecha de lo que hace y pinta. Las cuatro estaciones transcurren por sus paisajes, con verdes asturianos de primavera, amarillos de verano, ocres y rojos encendidos de otoño, hasta llegar a sus repetidas nevadas que dejan constancia del duro invierno. “Yo he visto nevar bien en Asturias, aunque mis paisajes son sobre todo de imaginación y fantasía, aunque seguro que recuerdan lo que he visto”, explica la pintora.

 

Junto a los paisajes, las pequeñas figuras dan con frecuencia la clave de la escala, pero también representa a figuras en primer plano, sobre todo de la Comedia del Arte italiana. Arlequín y Colombina se turnan y alternan en sus cuadros, al igual que algunos personajes de circo o carnaval, que miran con sus ojos de melancolía.

 

Adelina Covián me aclara que no es pariente de los Cobián de los grandes almacenes, sino Covián con uve, del profesor Francisco Grande Covián (1909 -1995), el gran apóstol de la dieta mediterránea para lograr mejor salud en la vida. La pintora asturiana enseguida vuelve a hablar de pintura, porque es lo suyo y está bañada de cuadros en su casa-estudio de Madrid, además del que comparte-en habitáculo separado- junto al estudio de su admirado Jaime Sánchez, que ahora anda pintando, asombrosamente, conejos que copulan como mandriles.

Ateneo de Madrid

Adelina Covián expone en el Ateneo de Madrid su pintura reciente a favor de Mensajeros de la Paz.

 

Julia Sáez-Angulo

Fotos: Peter Wall

06/09/18 .- MADRID .- La pintora asturiana, residente en Madrid, Adelina Covián expone su pintura más reciente en el Ateneo de Madrid, a favor de Mensajeros de la Paz, la institución solidaria que preside el Padre Ángel a favor de los niños, refugiados e indigentes. En la inauguración, que estuvo muy concurrida, acudieron numerosos artistas del Grupo pro Arte y Cultura, PAC.

 

La pintura de Adelina Covián deja brotar el color amplio de toda la paleta. En la exposición podemos ver paisajes naturales, evocadores de su Asturias natal. En algunos de los cuadros aparecen dos personajillos a modo de querer dar la escala. También presentan cuadros de nevadas, porque la artista representa como nadie la gelidez del invierno con la nieve.

 

La pintora ofrece también algunos retratos o rostros de personajes de gran impacto y belleza, alguno de ellos presiden el espacio, como el del piso superior.

 

Su trazo de pincelada larga evoca en ocasiones a Chagall, con figuras ensoñadoras u oníricas de sugerente belleza, que en ocasiones se acercan a la ilustración.

Adelina Covián - Críticas

"Impulsada por una irresistible fuerza interna, y valiéndose de una técnica muy suya, tal vez heredada de su anterior época de pintora al agua, produce un arte muy especial, con el color señoreando el lienzo y ocupando grandes zonas, unas veces en ráfagas violentas, otras dulcificando el espacio, pero siempre dominante, vital y mágico."

Juan B. Ocaña.

 

"Pinta como los pájaros cantan, como las flores se abren“

La Vanguardia

 

"La técnica usada por A. Covián es absolutamente original; quizá sea oriental, pero ciertamente occidental y europea“

Antonio Cobos, Ya

 

"Adelina Covian peint dans une matière fluide aux reflets proches de ceux de l'email. Elle confronte le plus souvent, seulement deux couleurs intenses, pose sur le subjectif un tracé essentiel et donne libre cours à son lyrisme. "

Jean Chabanon, Le Peintre

 

"Su dibujo es suave, alegre y fuerte, como simple pretexto para distribuir el color"

Campoy, ABC

Adelina Covián - Exposiciones

1964 – Sala Grifé y Escoda. Madrid.

1964 – Sala Agora. San Sebastián.

1965 – Sala Grifé y Escoda. Barcelona.

1965 – Sala Grifé y Escoda. Madrid.

1966 – Obra Social y Cultural Caja de Ahorros. Oviedo.

1967 – Galería Kreisler. Madrid.

1967 – Exposición Colectiva. Torremolinos.

1970 – Galería Vendôme. Paris.

1972 – Sala Módena. Madrid.

1973 – Colectiva. Sala Piscis. Madrid.

1974 – Galería Art-3. París.

1974 – Galería Balboa, 13. Madrid.

1975 – Sala Murillo. Oviedo.

1983 – Sala Murillo. Oviedo.

1983 – Caja de Ahorros de Asturias. Gijón.

1993 – Galería Xeito. Madrid.

1994 – Colectiva- Homenaje.

1996 - Paradis. Madrid

1997 - Ayuntamiento. Madrid

1997 - Pub Bemol. Madrid

1997 - Estación Atocha. Madrid

1998 - Estación Atocha. Madrid

1998 - Galería H. Miguel Ángel. Madrid

1999 - Estación Atocha. Madrid

1999 - Paradis. Madrid

2002 - Casa de América. Madrid

2007 - Xeito. Madrid

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